3/11/2009

Media Colombia la hicieron sus manos.

"Media Colombia la hicieron sus manos". Esta frase, sencilla y contundente, retrata el papel de las Juntas de Acción Comunal durante más de medio siglo en Colombia. La dijo Geovanny Celis Rangel, Secretario saliente de Desarrollo Social del Municipio de Medellín, el lunes 9 de marzo en el Teatro Lido. Se presentaba allí un balance del trabajo conjunto de estas organizaciones con la Administración Municipal durante el 2008 y a mí me correspondió presentar la visión y estrategia para el 2009.

Estas palabras resignificaron mi presencia en este evento. Muy joven, iniciando la década del 80, intenté trabajar en una Acción Comunal, en el sector de Las Estancias, arriba en Caicedo, en el centro occidente de Medellín. Mi familia toda había llegado allí a colonizar un pedazo de tierra en la prometedora capital. A lado y lado de la quebrada Santa Elena, junto con nuestros vecinos, agarrábamos un terruño y llenábamos de sentido muestra existencia. Una comunidad alegre, trabajadora y, sin duda, pacífica. Muchos del oriente antioqueño, con un pedazo de pueblo al hombro, pisaron esas lomas y se multiplicaron hasta por ocho, como Daniel y Consuelo, mis padres.

De manera dulzona y tranquila pasó mi adolescencia. Un deseo de trabajar se apoderó de mí y me llevó a hablar con los amigos de cosas raras para una gallada que pasaba los días entre bailes frenéticos y amores profundos; entre goles domingueros y tangos sabatinos; entre salsa fierruda y trabajo duro; entre sueños y realidades. Me hacía falta trabajar en loos asuntos de todos: una cancha, una biblioteca, tal vez un teatro...

La indiferencia de muchos de mis amigos a estos asuntos me llevó a otro grupo de muchachos y muchachas con la vida puesta en el servicio. Muchachos de parroquia, de reunión, de grafiti, con poco ritmo y mucha energía. Nos acercamos a ese grupo de hombres y mujeres que se reunían en Las Mirlas, en los Caunces, en Villa Liliam, en Las Estancias, en San Antonio… en un libro refundido en alguna parte debe aparecer mi nombre, camuflado entre actas, proyectos y planes inconclusos… los reglamentos, los radios de acción...

Fue fugaz mi paso por este grupo, pero suficiente para conocer la realidad de las palabras de Celis. Muchas calles, sedes, templos y obras públicas tienen el sello de este contingente de hombres y mujeres que se llama, a secas, la acción comunal.

¡Que nombre! Acción Comunal... es todo un proyecto de vida, de ciudad... es una invitación al trabajo mancomunado para mejorar la vida de muchos... Un espacio de participación que se desdibujó por muchos años... pero que viene en un despertar paralelo al de la ciudad de Medellín. Los manejos privados de lo que es público, la poca democracia interna, los modelos clientelistas de trabajo, y muchos de los esquemas que entonces me alejaron de allí en aquellos años, están dando paso a una nueva generación de Juntas de Acción Comunal. Se trabaja muy duro para acabar con esos vicios y proyectar a las JAC como actores decisivos de la institucionalidad democrática de nuestra ciudad. Trabajando con la fuerza de los argumentos y de los intereses colectivos. Integrando decisivamente a las mujeres y a la juventud.

Estos hombres y mujeres sentados conmigo en el Teatro Lido, en esta tarde fría del 9 de marzo de 2009, tienen una razón suficientemente fuerte para mirar con esperanza el futuro: media Colombia está hecha con sus manos. Un gran desafío para quien estará con ellos como coordinador del proceso de fortalecimiento de las organizaciones comunales de Medellín: profundizar la participación democrática en una ciudad que pasa del miedo a la esperanza.

Tal vez sea esta la media Colombia que nos falta construir... necesitamos acompañar las obras de infraestructura con obras de reconciliación y convivencia... tender puentes entre barrios, sí; pero, sobre todo, tender puentes entre las personas que estamos construyendo la convivencia en Medellín. Esa nueva forma de convivencia sin violencia que se gesta en Medellín, ciudad liderada hoy por el Alcalde Alonso Salazar, quien se empeña en avanzar, contra vientos muy fuertes, de la esperanza a la confianza.

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